lunes, 22 de octubre de 2012

La Debutante. Lola Beccaria.

Bueno:
 


De la autora:

Lola Beccaria, nace en 1963 en Ferrol, la Coruña, España. Doctora en "Filología Hispánica", por la Universidad Complutense de Madrid. Vive en Madrid y trabaja para la Real Academia Española.

La debutante fue su primer novela de fecha 1996. Ahora tiene más, dicen que la última, "Una mujer desnuda", es muy buena, traducida en varios idiomas y todo. No la he leído pero espero que sí, porque no se pudo volver "tan" famosa con puros libros del estilo de "La debutante".


Mi opinión:
La novela está un poco cansona, es decir, la lees pero no te sientes motivadísima. Es buena, porque tiene una perspectiva diferente, la protagonista es una persona inconforme consigo misma, y a mis colegas les aclarará la dudas respecto del porqué las "señoritas" de los juzgados nos tratan como la basura. Tiene algunas reflexiones acertadas o, digamos, que al menos te dejan pensando. Pero, es absolutamente predecible. Intenta dar una impresión como de misterio definitivamente mal lograda. Supongo que después de un par de páginas ya sabes exactamente lo que sucederá y cómo va a terminar. Por tanto, da un poco de flojera (o un mucho). Pero no es malo, esta más allá del "Ok", porque la historia tiene matices de realidad tangible. Tiene un poco de 'todos los días'. Y puedes imaginarlo claramente y relacionarlo, sí te involucras al final.

Breve resumen: Una mujer infeliz consigue el "éxito".

Tiene casi 150 páginas. Al menos la edición que yo leí, por la carencia de entretenimiento, digamos que no es recomendable para primeros lectores. Advertencia: Si se relega a "lectura de noche", no lo terminará nunca.
Desesperados, absténganse. Léalo sólo si se siente deprimido (pero con energía) y quiere saber como hay personas que están peor. 

En este caso les dejaré un párrafo completo, para que se den una idea:


„Si analizaba mi comportamiento general, mi actitud ordinaria, no me quedaba más remedio que aceptar que había hecho del desprecio mi religión. Practicaba el desprecio con el fanatismo propio del musulmán por la guerra santa. Lo ejercía casi como profesión de fe y creo que, en el nivel en que me hallaba, ya sólo me restaba por cubrir la siguiente y definitiva etapa: empezar a matar gente despreciable con la plena convicción de que habría de ser bueno para el mundo.“ (página 74)


Anímate, abre un libro.


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